Y Seguimos con REBECA.
Papá ¿Donde has puesto el comcer?.
¿El qué?.
El comunicador cerebral.
Yo no lo tengo, pregúntale a Marcos.
Pero Marcos no está.
No creo que tarde en venir.
Paula es una joven de su tiempo, se define como alegre, animalista, terrenal, optimista y realista, pero eso de tener que esperar no lo lleva bien. Baja al búnker, la puerta está cerrada. Teclea en el aire 777 y se abre. Una vez en su interior, empuja el sillar más rojo y baja toda la habitación hasta la cota -16. Cuatro túneles subterráneos perfectamente iluminados se abren a sus ojos, ella decide elegir el más cercano. Un artilugio cinemático aparece de repente.
Buenos días Jefa ¿Quiere que la lleve a su despacho?.
Hola Arci, sí rápido que llego tarde y hoy tengo comité.
Una luz tenue ilumina la colmena número 25 de la cuarta arteria central de Rebeca, se trata de una pequeña luz que Lautaro necesita para poder trabajar en la modificación de un algoritmo complejo que no está dando los resultados deseados. Sun Hee observa como el viejo venezolano introduce los datos despacio, como si el mundo estuviera parado.
¡Dése prisa! ¿No ve lo que está pasando?.
El anciano ni se inmuta, sigue su trabajo con ganada indiferencia.
Ya os dije que el nacimiento era precipitado.
Díselo a los inversores.
Yo creía que tú eras científico como yo.
Y lo soy, Lautaro, pero tengo 19 años.
Y yo 91.
Por eso.
Perdona Sun Hee, pero estás equivocada si piensas que te debes al vil metal.
Que fácil lo dices cuando...
En ese instante, entran en la colmena Bekur y Abigail.
Debemos proceder al protocolo 71, dice con amarga tristeza Abigail.
Por encima de mi cadáver, responde Sun Hee. Sabíais lo que podía pasar y aceptasteis.
Pero podemos generar el fin de la humanidad, dice Bekur.
Quizás sea lo mejor que le pueda pasar, interrumpe Lautaro.
Una luz tenue ilumina la colmena número 25 de la cuarta arteria central de Rebeca, se trata de una pequeña luz que Lautaro necesita para poder trabajar en la modificación de un algoritmo complejo que no está dando los resultados deseados. Sun Hee observa como el viejo venezolano introduce los datos despacio, como si el mundo estuviera parado.
¡Dése prisa! ¿No ve lo que está pasando?.
El anciano ni se inmuta, sigue su trabajo con ganada indiferencia.
Ya os dije que el nacimiento era precipitado.
Díselo a los inversores.
Yo creía que tú eras científico como yo.
Y lo soy, Lautaro, pero tengo 19 años.
Y yo 91.
Por eso.
Perdona Sun Hee, pero estás equivocada si piensas que te debes al vil metal.
Que fácil lo dices cuando...
En ese instante, entran en la colmena Bekur y Abigail.
Debemos proceder al protocolo 71, dice con amarga tristeza Abigail.
Por encima de mi cadáver, responde Sun Hee. Sabíais lo que podía pasar y aceptasteis.
Pero podemos generar el fin de la humanidad, dice Bekur.
Quizás sea lo mejor que le pueda pasar, interrumpe Lautaro.
¿Cómo puede decir eso?, ninguno de nosotros lo va a permitir, comenta Bekur, mientras aparta al viejo con sus brazos. Quieta Sun Hee, nos han mandado introducir el 71 con paréntesis de 168 horas.
La cosa entonces cambia. Contad conmigo.
Yo soy anciano y me queda poco pero no soy imbécil, lo que no soporto son los del dinero.
De repente una sonrisa se esboza en cada una de las cuatro personas.
No hay tiempo que perder nos quedan 7 días y hay mucho que hacer.
¡Ten cuidado!. Tengo prisa, pero quiero llegar. Algo no va bien, piensa Paula. ¿Qué ocurre Arci?
No lo se, pero la inteligencia artifical no funciona, no puedo tomar ninguna decisión lógica.
Paula no lo duda y desconecta al artilugio cinemático. Son muchos años con su compañero Arci. Nunca le ha fallado y la respuesta para ella sí ha sido lógica. Ahora piensa ¿porqué no he esperado a recoger el comcer? ¿donde estará mi hermano? ó mejor aún ¿dónde estoy yo?.
Preguntas, preguntas, se decía Pau. Debo poner en práctica lo que me han enseñado, sino ¿para que me ha servido?. De repente se le iluminan sus bellos ojos verdes, eureka, seguro que cambiando algunos programas Arci funciona bajo mando manual.
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