COLOR

COLOR

domingo, 3 de marzo de 2013

El tiempo, ese ángel de la guarda, que a veces pasa despacio y otras veces no nos llega. Tiempos, nunca iguales, muy distintos, pero siempre momentos. Horas y segundos capaces de forjar  nuevas ocasiones. Cronómetros de ilusión que llegan a la meta. Recipientes simétricos de arena, unidos sin descanso por un tronco que separa. Cuadrante solar que marca la sombra mediante el gnomon que somos. Días que quedan, semanas que fueron, meses que vienen, años ganados. Ciclo medible, sincero en esmero, soñado de día con ojos abiertos. Pelos de punta que saben que estás y nunca te vas. Lapsus queridos, etapas futuras, espacios recorridos. No fue ayer, ni será mañana, sino hoy, cuando el tiempo nos acoja, como siempre, sin espera, no nos deja. Nueve años, tres mil doscientos ochenta y cinco días, setenta y ocho mil ochocientas cuarenta horas, cuatro millones setecientos treinta mil cuatrocientos minutos, doscientos ochenta y tres millones ochocientos veinticuatro mil segundos. Feliz cumpleaños tiempo.

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