COLOR

COLOR

viernes, 5 de abril de 2013

Sopla el viento entre los estadojos del carro, mientras la abuela levanta la tapa al puchero, su olor llega hasta los sarrujanes que siegan sin descanso, con dalles afilados, antes picados, rehogados con la pizarras mojadas en las colodras colgadas, la cagija observa con alegría el goteo del sudor que le sirve de aliento, el topo mira la escena sin fijar la vista, la hierba espera el azote del impulso, los esguilos juegan en los robles vecinos, la voz se oye, venid a almorzar, os lo habéis ganado, como ayer y como siempre, no se hacen de rogar y en menos que canta un gallo en la cocina se han de plantar. La abuela sirve la pócima sagrada, caliente, como indican las normas no escritas y los comensales salivan esperando calentar el estomágo. Que buena está, incluso mejor que ayer, pero seguro que mañana sabrá mejor que hoy. Por supuesto responde la abuela, la vida sigue y siempre a mejor, somos nosotros los que debemos poner los aliños alegres a la vida, ya habrá quien nos pondrá portillas y alambres de espino y todas las barreras posibles, pero vosotros picaréis el dalle con una sonrisa, cortaréis la hierba con un movimiento circular que impulsará al viento y de nuevo llegará a la socarrena, donde se moverá de nuevo entre los estadojos del carro y por el ventanuco entrará de nuevo en la cocina.

1 comentario: