Por supuesto, faltaría más, le digo yo, cierra los ojos.
Mientras tanto, abro el grifo, como siempre, sale agua y ahora caliente, no hace tanto, siempre fría y a veces ni había.
La sonrisa se dibuja al recordar aquellos tiempos, era fría y alguna vez ni siquiera había, pero el tiempo sigue y sigue y si no te gusta sigue y si te gusta también sigue.
Me río, porque me encanta. Sí, era una gozada abrir el grifo y salir el agua helada, sentir como se te congelaban las yemas de los dedos, mirarte al espejo y ver como se estiraba la piel, sentir el dolor del estiramiento y el placer del sentir la vida. Hoy quizás, yo creo seguro, no pasarás frío, ni siquiera calor, ni siquiera sentirás, hoy abrirás el grifo y saldrá el agua.
Que fatalidad, no despertarás, ni te quejarás, hasta que un día alguien te dirá: ¡Papá! queremos pasar frío, dormir en una tienda de campaña, tener catarro, comer lo que pesquemos con una caña, recoger lo que nosotros plantemos, perdernos sin encontrar el camino, jugar a pico, zorro, zaina, sentarnos en una mesa y dirigirnos la palabra,...
Enciendo la pipa y pienso, faltan muchos, pero lo tenemos marcado, la tribu manda, somos lo que fuimos y seremos lo que pensemos, sin aspavientos, despacio, no hay prisa, somos muchos y todos somos necesarios.
Arci también es importante, él fue el experimento, no lo olvidemos.
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