COLOR

COLOR

domingo, 28 de abril de 2013

Tiembla el cristal, duro como la piedra, dicen que no se rompe, ni aunque lo tires, pero yo no me lo creo, al contrario, considero que eso no es cristal, sino una especie de plástico trasparente que los soviéticos han inventado mientras pasaban de nuevo el invierno.
Los rayos del sol se hacen de rogar, no hemos sido buenos, ja y ja y de nuevo ja. Me tocan en la espalda, me giro y me quedo sorprendido.No es nadie conocido, ni siquiera parece humano, pero que diablos es, me parece una especie de pájaro, pero sin alas, ni pico, es decir, me parece un corrupto que necesita un confesor que le escuche.
¡Que quieres!, le digo, no lo se, me responde, pues mejor, déjalo y vete, aquí no eres bienvenido, pero me dijeron que usted escucha. Sí, le dijeron bien, pero rápido, hay hambre entre los vecinos y necesito cocer unas hierbas para llenar los huequecitos.
Yo le puedo dar, para que no se les oigan las tripas. ¿Y quien es usted, si se puede saber? Lo importante no es quien soy, ni siquiera lo que hice, lo importante es lo que doy; y aquí lo dejo, para que usted lo reparta.
La sonrisa se hace grande, incluso se oye, pero Dios mío, ha venido San Pablo ó uno que lo ha leído. Gracias, hoy no pasaremos hambre.

miércoles, 17 de abril de 2013

No es como me habían dicho, es diferente, ni peor, ni mejor, podría decir en tal caso que sorprendente, incluso que quizás estaba dormido cuando me lo vendieron, pero gracias, hemos aprendido la lección. Recuerdo cuando todos los días,  los Hermanos de la Salle nos tomaban la lección. No se porque, mi inconsciente pensaba, ya queda menos, cuando seas mayor, lo sabrás todo y nadie te tomará la lección. Ingenuidad de juventud, pero bendita ingenuidad. El cerebro funciona mejor, con libros en la mochila, que con carga pensativa en la misma espalda. El peso físico lo aguantan los músculos, pero el peso propio del baúl, relleno con los años, te dobla el espinazo, llegando incluso a besar el suelo. Esto te permitirá descubrir un  nuevo amigo, espejo donde mirarte, aunque el barro posiblemente te impedirá reconocerte. Entonces, un escalofrío te llenará de energía, como un buen cargador de batería y la rodilla querrá volver a tomar impulso. Te tambalearás, pero tu cuerpo, buscará perfectamente la estabilidad. Sonreirás, te sentirás feliz, no perderás tiempo y seguirás. Lo importante no es el camino, ni el destino, ni lo que transportamos, lo importante es levantarse , porque por muy fuerte que sea la caída ,más fuerte son tus pensamientos. Te podrán cerrar, tirar, olvidar, pero nunca te podrán impedir que te vuelvas a levantar. Sólo tu podrás soñar tu realidad.

lunes, 15 de abril de 2013

Abro la ventana y entra la luz del sol, mi mujer que está en la cama, me dice, corre la cortina por favor, déjame cinco minutos.
Por supuesto, faltaría más, le digo yo, cierra los ojos. 
Mientras tanto, abro el grifo, como siempre, sale agua y ahora caliente, no hace tanto, siempre fría y a veces ni había.
 La sonrisa se dibuja al recordar aquellos tiempos, era fría y alguna vez ni siquiera había,  pero el tiempo sigue y sigue y si no te gusta sigue y si te gusta también sigue. 
Me río, porque me encanta. Sí, era una gozada abrir el grifo y salir el agua helada, sentir como se te congelaban las yemas de los dedos, mirarte al espejo y ver como se estiraba la piel, sentir el dolor del estiramiento y el placer del sentir la vida. Hoy quizás, yo creo seguro, no pasarás frío, ni siquiera calor, ni siquiera sentirás, hoy abrirás el grifo y saldrá el agua. 
Que fatalidad, no despertarás, ni te quejarás, hasta que un día alguien te dirá: ¡Papá! queremos pasar frío, dormir en una tienda de campaña, tener catarro, comer lo que pesquemos con una caña, recoger lo que nosotros plantemos, perdernos sin encontrar el camino, jugar a pico, zorro, zaina, sentarnos en una mesa y dirigirnos la palabra,...
Enciendo la pipa y pienso, faltan muchos, pero lo tenemos marcado, la tribu manda, somos lo que fuimos y seremos lo que pensemos, sin aspavientos, despacio, no hay prisa, somos muchos y todos somos necesarios.
Arci también es importante, él fue el experimento, no lo olvidemos.

martes, 9 de abril de 2013

Nubes blancas se avecinan, algunas parecen platos de arroz, otras jarras de porcelana, las menos gusanitos de maíz. Empieza a llover, no llevo paraguas, busco cobijo pero estoy a descubierto, no veo tejado en ningún lado. Suena un claxon. Es un camión. Buenas noches caballero, ¿necesita que le lleve algún lado?. No, le respondo, pero ¿tiene usted un paraguas?. No, me dice y continua su camino. De repente una mariposa cae al suelo y la miro, no tiene posibilidad, sus alas están pegadas, ha llegado su final, salvo cambio de tiempo radical. Un momento, se ve una abertura en la roca ¡hay una cueva!. Subo la mariposa a una hoja de abedul y la llevo conmigo. Cojo cuatro rastrojos y dos troncos de madera, quizás roble, allí dejados por algún dominguero poco espabilado. Busco las cerillas y enciendo un buen fuego. Coloco la hoja de abedul entre mis manos, mientras se calientan, bajo la indiferente mirada de la Erebia Hispania, más conocida por la montañesa excéntrica. Sus alas empiezan a secarse y en menos que salta una chispa, emprende de nuevo el vuelo, sin despedidas, sin gracias, ni siquiera un adiós. Deja de llover, apago el fuego y vuelvo al camino. Me siento feliz, como ayer, como hoy, como casi siempre, gracias Erebia.

viernes, 5 de abril de 2013

Sopla el viento entre los estadojos del carro, mientras la abuela levanta la tapa al puchero, su olor llega hasta los sarrujanes que siegan sin descanso, con dalles afilados, antes picados, rehogados con la pizarras mojadas en las colodras colgadas, la cagija observa con alegría el goteo del sudor que le sirve de aliento, el topo mira la escena sin fijar la vista, la hierba espera el azote del impulso, los esguilos juegan en los robles vecinos, la voz se oye, venid a almorzar, os lo habéis ganado, como ayer y como siempre, no se hacen de rogar y en menos que canta un gallo en la cocina se han de plantar. La abuela sirve la pócima sagrada, caliente, como indican las normas no escritas y los comensales salivan esperando calentar el estomágo. Que buena está, incluso mejor que ayer, pero seguro que mañana sabrá mejor que hoy. Por supuesto responde la abuela, la vida sigue y siempre a mejor, somos nosotros los que debemos poner los aliños alegres a la vida, ya habrá quien nos pondrá portillas y alambres de espino y todas las barreras posibles, pero vosotros picaréis el dalle con una sonrisa, cortaréis la hierba con un movimiento circular que impulsará al viento y de nuevo llegará a la socarrena, donde se moverá de nuevo entre los estadojos del carro y por el ventanuco entrará de nuevo en la cocina.