Estallan los cristales de colores, que mis hijos dibujaron, mientras disfrutaba de la siesta.
Suenan las sirenas, fuertes como truenos, cada vez más cerca.
Nos vamos en trece segundos, doce...
Todos se levantan, cogen sus mochilas y se introducen en el vector.
A 39400CHQGRR.
El cerebro digital aplica sin error las ordenes marcadas y la familia de los Cogu desaparece del lugar sin despedirse.
Tocan al timbre, pero no abren. Uno de los biotec no tiene paciencia y tira la puerta.
Un holograma salta y les da la bienvenida: Sorpresa no hay nadie, ¿quieren alguna cosa?.
Otra vez no, diablos, como son tan rápidos. No se preocupe señor la próxima vez los destruiremos.
Fija su mirada en la insolencia del biotec. Estúpido, los quiero vivos, ellos lo tienen, lo han conseguido y los necesitamos VIVOS. Sus ordenes serán obedecidas, repito, no fallaremos la próxima vez.
El Dr Corrales no lo ve claro, son muchas las veces que sus biotec han sido incapaces de capturar a los Cogu, ni siquiera al pequeño EME.
No habrá otra oportunidad, poned el rastreator en funcionamiento.
Gracias Dr, no se arrepentirá, los capturaremos.
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